NUESTRA BEBIDA DE AVENA Y SU EQUIVALENTE DE DIÓXIDO DE CARBONO

Si te preguntas cómo hemos calculado esas cifras y por qué, ¡aquí encontrarás todas las respuestas!

El impacto climático de nuestros productos se expresa en kg de CO2 equivalente por cada kg de producto envasado. Este cálculo se basa en una evaluación del ciclo de vida que tiene en cuenta todas las etapas, desde el campo a la tienda. En nuestro caso, significa que evaluamos todas las fases del ciclo de vida de nuestros productos, desde los recursos agrícolas al cultivo, transporte, procesamiento y empaquetado, así como toda la cadena de distribución hasta que el producto llega al supermercado. La huella climática resultante no tiene en cuenta el transporte desde la tienda hasta casa, el cocinado del producto o el desechado del embalaje.

Es importante tener en cuenta que seguimos trabajando para mejorar y actualizar la información de la huella climática de nuestros productos, lo que significa que las cifras pueden cambiar (y cambiarán) con el tiempo. Los datos más recientes siempre son los de nuestra página web, ya que cambiar la información de los envases lleva más tiempo que actualizar el contenido digital.

VERIFICADO POR TERCEROS

Para hacer este cálculo, nuestros especialistas en evaluación del ciclo de vida utilizan una herramienta basada en un modelo biofísico de una empresa llamada CarbonCloud, que lo ha desarrollado a lo largo de 20 años de logros científicos. Una vez que hemos hecho nuestros cálculos, CarbonCloud se encarga de verificarlos.

¿QUÉ ES ESO DE EQUIVALENTE?

Todos los valores se expresan en dióxido de carbono equivalente (CO2e), que es la misma unidad que utilizan la Comisión Europea y la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Esta unidad convierte el impacto de los distintos gases en la cantidad equivalente de dióxido de carbono (CO2) que sería necesaria para crear el mismo efecto invernadero. Es decir, que permite comparar el impacto de un vuelo con el de un filete de carne, o el de un jersey con el de una bebida de avena (y también cosas que sería más lógico comparar, como dos tipos de alimentos o la diferencia entre viajar en avión o en tren, por ejemplo).

¿QUÉ FACTORES SE INCLUYEN EN EL CÁLCULO DE LA BEBIDA DE AVENA? 

  • Agricultura: emisiones relacionadas con el cultivo de avena, nabina y otros ingredientes. En esta parte se incluyen las emisiones de óxido nitroso (N2O) que emiten los terrenos, junto con las emisiones de dióxido de carbono (CO2) procedentes de la producción y del consumo de combustible y/o electricidad de los tractores y la maquinaria agrícola. También se incluyen las emisiones relacionadas con los fertilizantes y los pesticidas.
  • Procesado de los ingredientes: consumo de gas y electricidad en las fábricas donde se procesa la avena (para el descascarillado del grano) y se produce el aceite de nabina.
  • Transporte de los ingredientes: transporte de los ingredientes del campo a la fábrica y de una fábrica a otra.
  • Fábrica de Oatly: consumo de gas y electricidad en las fábricas donde se produce la base de avena y la bebida de avena.
  • Embalajes: emisiones relacionadas con la fabricación y el transporte de materiales de embalaje y envases.
  • Distribución: distribución del producto final desde la fábrica a la tienda. Este cálculo tiene en cuenta el transporte de mercancías refrigeradas que se necesita en algunos casos.
Oat drink flowchart from agriculture to factory to product and shipping to the store

¿QUÉ FACTORES NO SE INCLUYEN Y POR QUÉ?

Este cálculo no incluye la fabricación de maquinaria o equipamiento, la construcción de instalaciones ni las pérdidas de producto después del envasado. Tampoco incluye los desplazamientos diarios de nuestros trabajadores ni procesos empresariales de carácter general como la investigación, el desarrollo de producto, las ventas o el marketing. Si no incluimos estos factores es porque resulta difícil atribuir a un único producto las emisiones de gases de efecto invernadero originadas por estas actividades, y también porque se estima que son muy pequeñas en comparación con las emisiones totales del "ciclo de vida de un producto".

¿QUÉ PASA CON LA VIDA DEL PRODUCTO CUANDO SALE DE LA TIENDA?

Nuestro cálculo incluye las etapas que van desde el cultivo a la tienda. Seguro que te preguntas: "Oye, pero aquí no se incluye toda la vida del producto". Es cierto, pero resulta muy difícil saber qué pasa con el producto una vez que sale de las tiendas, porque no podemos saber qué medio de transporte usan los consumidores, por ejemplo, ni a qué distancia lo llevan o si reciclan los envases o no. Eres tú quien puede marcar la diferencia en el impacto climático una vez que el producto sale de la tienda.

SI QUIERES EMPOLLARTE LOS INFORMES DETALLADOS, ESTOS SON LOS ÚLTIMOS QUE HEMOS PREPARADO
(en inglés):


Bebida de avena original Oatly, Suecia

Barista, Finlandia

Barista, Reino Unido

¿QUÉ IMPORTANCIA TIENE TODO ESTO?

Casi un tercio de las emisiones globales de gases de efecto invernadero provienen del sistema alimentario*. De hecho, incluso aunque hoy mismo se abandonaran por completo los combustibles fósiles, el sistema alimentario nos impediría alcanzar los objetivos del Acuerdo de París de mantener el calentamiento global por debajo de 1,5 grados centígrados**. Es evidente que hay que hacer algo, y los consumidores podemos desempeñar un papel muy importante en este sentido. Pero parece que no existe información sobre el impacto climático de nuestra alimentación***.

Así que pensamos: "¿No sería fantástico que la gente pudiera ver y comparar fácilmente en el mismo supermercado el impacto climático de cada producto antes de decidir cuál comprar?". Pero no lo pensamos solo porque sería divertido que una pequeña empresa de productos de avena como la nuestra pusiera a disposición de sus consumidores las cifras del impacto climático de sus productos. También lo hicimos porque creemos que el empoderamiento de los consumidores debería ser un derecho humano, o por lo menos estar garantizado por ley. Porque si piensas en ello, exigir que los productos alimentarios muestren su huella climática no es tan distinto a exigir que se indique el contenido de grasas, azúcares y otros nutrientes tal y como obliga la ley. Sin embargo, llevará un tiempo conseguir que todo el mundo se ponga de acuerdo en cómo hacer esto, así que mientras trabajamos en ello, hemos decidido declarar el impacto climático de nuestros productos, expresado en kilogramos de CO2 equivalente, en nuestros envases y en nuestra página web.

¿CON QUÉ HAY QUE COMPARAR ESTAS CIFRAS?

Esa es la cuestión, ¿verdad? Ahora mismo, el problema que presentan estas cifras es que, por sí solas, no dan mucha información, ya que no pueden compararse con nada. Por ejemplo, ¿qué supone un impacto de 0,38 kg de CO2 equivalente? ¿Es una cifra positiva, muy negativa o un término medio? La solución, por supuesto, pasa porque haya más empresas alimentarias que publiquen sus cifras. O, mejor aún, que las pongan en los envases. Puede que algunos de vosotros recordéis nuestra campaña "Show us your numbers", en la que animábamos a otras empresas alimentarias a hacer pública su huella climática. Seguimos intentándolo, así que, si quieres, puedes contactar con los productores alimentarios con los que te gustaría compararnos y pedirles educadamente que nos muestren sus cifras. Si te sirve de ayuda, échale la culpa a este artículo.

En Alemania, decidimos lanzar una petición para que la ley obligara a mostrar la huella de carbono en el etiquetado de los alimentos. Es un proyecto que avanza muy despacio, así que hemos decidido colaborar con otras empresas en una alianza que se llama “Together for Carbon Labelling”. Puedes encontrar más información sobre esta campaña aquí.

Y mientras esperas los resultados de estas iniciativas, puede que te interese echar un vistazo a la página "One Planet Plate" creada por WWF Suecia en colaboración con un grupo de investigadores. La página puede ayudarte a hacerte una idea de qué cifras están dentro de lo razonable. Según su teoría, una dieta sostenible se correspondería con 11 kg semanales de CO2 equivalente por persona, es decir, más o menos medio kilo de CO2 equivalente por cada comida.

VALE, ¿Y AHORA PODEMOS RELAJARNOS Y QUEDARNOS TRANQUILOS?

Para nada. Por supuesto que no. Porque aunque nuestros productos son más respetuosos con el clima que las alternativas de origen animal, queremos que lo sean aún más. De hecho, eso es en lo que trabajamos a diario. Así que, si tienes un rato libre y quieres conocer a fondo cómo trabajamos (y ver en qué punto están las cosas), echa un vistazo al informe de sostenibilidad que tenemos colgado en la página web esperando a que lo leas. Haz clic en el enlace y disfrútalo.